EL EGO DE LA INTERNET

EL EGO DE LA INTERNET

Por: Juan Pablo Pérez, Comunicador Social y Periodista

Compartir información en la web - fotos de eventos, cumpleaños, restaurantes preferidos; ubicación de viajes; gustos por mascotas; tendencias políticas, etcétera - es esperado con ansias por los data brokers o corredores de información en Internet. La función de estas personas, la cual está en entre dicho ya que revelan datos que aparentemente son privados, consiste en analizar información y ofrecerla al/los mejor/es postor/es.

Compañías como Google, Facebook o Microsoft, entre otras, tienen acceso y derecho a  absolutamente toda el alma virtual del usuario, una vez se aceptan los términos y condiciones de uso de determinados productos. Es decir, conocen a cabalidad todos nuestros movimientos, ubicación, estudios, ingresos económicos, estados emocionales, gustos, preferencias y todo lo que compartimos  en la red.

El trabajo de los data brokers consiste en analizar el contenido público de las plataformas de las compañías como las señaladas anteriormente, para que, posteriormente, puedan ampliar su base de datos, y vendan la información a quien mejor pague por estas, con el fin de desarrollar y vender sus productos de una manera escalofriantemente personalizada.

¿Cómo operan?

Pedro vive en el centro de Bogotá, se levanta a las 7:00 a.m.; viste camisa estilo polo, jeans y tenis; toma café y fuma cigarrillo en la panadería Pepito; sale del trabajo a las 6:00 p.m.; para encontrarse con sus amigos a ver el partido de la Selección Colombia. Trabaja como community manager en una multinacional. Le gustan los deportes, la política, el licor y es amante de los animales, especialmente los perros. Durante el día ha hecho distintas publicaciones en sus redes favoritas: Twitter, Facebook, Instagram y Snapchat.

Con esta rutina diaria de Pedro,un data broker poda inferir su edad y dirección – más o menos exacta – simplemente mirando su línea del tiempo en Twitter. Con más paciencia, podría deducir sus pasiones, alergias, emociones, relación sentimental, pasado amoroso, medios de transporte, color y ropa favorita, ingreso económico mensual, e incluso hábitos de sus familiares. Lo anterior, simplemente con un perfil público en esta red social,más o menos activo, sin firmar un consentimiento o ceder datos a terceros, según La Agencia Española de Protección de Datos – AEPD.

Sin embargo, esto no es todo,  si se le suma un perfil de Facebook abierto aparecería el nivel de estudios - y dónde se realizaron -, los amigos más cercanos, los eventos y conciertos a los que asiste, etcétera, o en uno de LinkedIn, quedaría expuesta la experiencia laboral, y ritmo de vida que lleva. Caso similar ocurre con Instagram, el cual permitiría saber con qué frecuencia viaja y a dónde, si es por placer o por trabajo. La lista podría aumentar, de acuerdo a las redes sociales en las cuales se tenga acceso de una manera ´legal. Entonces, ¡imagínense lo que pasaría con un hackeo de cuenta!

Para tener en cuenta

Lo impresionante o aterrador de la información que existe en la red sobre nosotros, radica en que nadie,  ni los gobiernos, saben tanto a comparación de estos data brokers. Por lo tanto, me surge la siguiente pregunta ¿es oportuno replantear qué información subimos a la red?, ¿o definitivamente es demasiado tarde?.

Como si fuera poco, existen empresas con objetivos más siniestros. En 2013, por ejemplo, la condición de adicción al alcohol, con tendencias depresivas, el historial sexual y la respuesta a haber sido víctima de un crimen, fueron temas que formaron parte de una base de datos en venta en EE UU. Un retrato robot de 1.000 personas, con nombres y apellidos, que se podía adquirir  por solo 79 dólares.

 

En este orden de ideas, las redes sociales y la Internet en general deben manejarse con total privacidad y responsabilidad. Asimismo, el ego y el exceso de información en la web, pueden jugarnos una mala pasada. De hecho, calculen cuántas compañía aseguradoras, o los padres de nuestra futura novia, o futura empresa, se mueren por obtener esta información para contrastar con lo que cada uno dice ser.

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