Por: Valeria Esteban, Comunicadora Social – Periodista
La comunicación es, quizás, el don más hermoso que tenemos los seres humanos para expresarnos, para hacer que nuestro interlocutor nos entienda de manera más fácil y eficaz, y en cuestión de política hasta todo un pueblo nos escuche, nos acepte y se adhiera a pensamientos, ideales y grupos políticos. Aprender a comunicar y hacerlo de manera asertiva es toda una profesión, tal como lo han hecho grandes mujeres de la historia en diferentes campos que han logrado realmente destacarse.
El caso más reciente y comentado del momento es el de Giorgia Meloni, nacida hace 45 años en Roma, con influencia de su padre pensador de izquierda y su mamá de derecha, de cuna humilde, que se ha venido haciendo campo desde sus inicios a los 15 años en el Frente Juvenil Neofascista, posteriormente se convirtió en la Ministra más joven a sus 31 años, en el Gobierno de Silvio Berlusconi y hoy como la política con más proyección e influyente quien se ha convertido en la primera mujer ministra para gobernar Italia, quien además se ha declarado abiertamente “mujer, madre, italiana y cristiana”.
Meloni es, sin duda, la representación de esa mujer con los pantalones bien puestos, crítica, estudiada y que está bien lejos de los ideales de las feministas de la época, pues manifestó un “sí a la familia natural, no a los grupos de presión LGBT!… Muchas familias tradicionales italianas tienen sus esperanzas puestas en esta mujer que los hará volver a la política de derecha radical que necesita su país, después de varios gobiernos contrarios.
En contraste, y siguiendo con las mujeres, la política, y la mala comunicación, la diputada española Irene Montero, está ahora en el ojo del huracán, ya que se ha atrevido a decir ante el Parlamento de su país, en cuanto a los derechos de educación sexual a los menores que: “las niñas, los niños, y les niñez, tienen derecho a conocer su propio cuerpo… amar y tener relaciones sexuales con quien les dé la gana, basado, obviamente, en el consentimiento y no violentas”, lo cual ha despertado una centena de fuertes críticas de padres de familia, incluida a una espontánea española sexóloga y estudiosa de peritaje de abuso sexual, pues afirma entre otras cosas que “el consentimiento no requiere uso de violencia… Para que un niño pueda saber lo que es correcto o no, debe tener capacidad de discernimiento de lo que es bueno o malo, y que no todo lo que da placer es bueno. Los niños no tienen capacidad para decidir” recibiendo el aplauso de varios españoles por responder directamente a las fuertes palabras de la diputada.
El nombre pues de Irene Montero, se ha convertido en sinónimo de ideología de género, a la cual muchos padres, incluso educadores tienen en la mira y convirtiéndose en eso que sencillamente no quieren aquellos que defienden a capa y espada la familia tradicional.
Lo anterior nos deja claro que debemos tener cuidado con quienes ponemos en el poder, porque son quienes se encargan de aprobar las leyes, comunicar asertiva o erróneamente e influenciar en las próximas generaciones.
