Por: Valeria Esteban, Comunicadora social – Periodista
El mundo entero lleva varias décadas celebrando cada 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer, en conmemoración del accidente en el que 146 personas, en su mayoría mujeres, perdieron la vida en un incendio de una fábrica en New York. A partir de allí, se desencadenaron en este mes, una serie de marchas en pro de mejores salarios, el voto popular, mayor formación profesional y condiciones laborales más dignas.
Cuando revisamos el tema laboral, nos adentramos en los medios y notamos que aún sigue la desigualdad. Así lo confirma un estudio publicado por la ONU y realizado por 522 agencias de comunicación de 59 países, el cual reveló que las mujeres únicamente ocupan el 27% de los puestos de alta dirección en organizaciones de medios de comunicación, a pesar que representamos la mitad de la población mundial.
Según el Instituto Nacional de la Mujeres de México, el tema de la mujer y los medios de comunicación, ha sido tratado desde los años 70, con la intención de reformular los contenidos y mensajes que transmiten los medios, ya que son primordiales en la formación de la opinión. Sin embargo, notamos que aún seguimos siendo relegadas a un estatus de “belleza y sexualidad”, al punto de ser mostradas como trofeo, llevando al estereotipo de género. Y cuando no somos la mujer “buenona”, para mostrar, prefieren relegarnos a realizar el papel de ama de casa, encargadas de temas del hogar, cocina, belleza y moda, entre otros, cuando realmente somos seres que podemos aportar mucho a la sociedad actual: asumimos diferentes roles, somos líderes por naturaleza, capaces de fortalecer la democracia si contamos con mayor participación en los medios de comunicación, tecnología de la información y redes sociales.
No se trata de ser feministas, ya que esto es solamente un concepto social, sino de darnos el puesto y las oportunidades que nos corresponden, si realmente nos hemos preparado profesionalmente para asumir en diferentes campos, menos corruptas, más arriesgadas y aprendimos a no quedarnos calladas.
Ser parte de los medios de comunicación, tener una voz que opina, que lidera, que convoca, seguirá siendo un reto para las mujeres. Afortunadamente en Colombia, poco a poco vamos ganando espacios e influyendo con opinión y criterio en la sociedad civil a través de los medios tradicionales, porque los digitales no requieren de palancas y los podemos abrir y cerrar cuando nos plazca. Ahora, si nos vamos a la estadística, es fácil saber que los hombres siguen siendo los que dirigen en la mayoría de las áreas de trabajo, por tanto, la meta para nosotras las mujeres es ganarnos con dignidad y profesionalismo el lugar que nos corresponde, partiendo de una igualdad de oportunidades que no dependa de faldas, curvas armónicas, escotes o piernas perfectas; sino de nuestra capacidad íntegra, que increíblemente todavía sigue siendo injustamente subvalorada y relegada.


