LOS JUECES DE LA COMUNICACIÓN

LOS JUECES DE LA COMUNICACIÓN

Por: Valeria Esteban
Comunicadora social – periodista

En materia de medios de comunicación, hay mucha tela por cortar,  pero si solo nos centramos en los periodistas,  allí el camino es largo.

Luego que a finales de los 90´s el Ministerio de Educación Nacional eliminara la tarjeta profesional, convirtiendo el periodismo en un oficio, a la palestra de la profesión se sumaron médicos, ingenieros, abogados, modelos, actores, y hasta discjockeys que tomaron la delantera, sin tener los conocimientos necesarios para encargarse, en algunos casos, de dirigir espacios en medios de gran trayectoria y en otros, solo como reporteros, donde tienen a su cargo la responsabilidad de informar a la opinión pública.

El problema comienza allí, seguramente en casos excepcionales, siguiendo el sentido común y la experiencia que se adquiere con los años,  estos  ´periodistas´ han hecho la labor decorosamente, sin embargo, ¿se han fijado que en muchos casos, se convierten en jueces de las noticias que transmiten, perdiendo la objetividad y el rumbo de informar,  rayando algunas veces en la grosería?

Lo anterior, se evidencia cuando ponen contra la pared a un entrevistado, sacándolo de casillas y sin permitirle responder efectivamente, porque sin que haya terminado una pregunta ya le están haciendo otra y así sucesivamente, llevándolo a decir solo lo que estos preguntones, porque no se les puede llamar periodistas, quieren escuchar, a tal punto que muchos personajes, prefieren abortar la entrevista.

Los medios de comunicación, están concebidos para contar la verdad, denunciar  y lograr informar a la sociedad, pero no para que quienes trabajan allí hagan sentir mal a los entrevistados, siendo agresivos, ofensivos y acusando antes que se hayan iniciado o culminado los términos jurídicos de una investigación, causando que ya algunos personajes no quieran aceptar entrevistas, pues temen que un pequeño error en una frase pueda agrandar el problema y su reputación, construida a través de muchos años, se vaya al suelo sin ninguna reparación válida posterior.

¿Se acuerdan del caso de Sigifredo López, a quien le dieron medida de aseguramiento por presunta participación en el secuestro de los diputados del Valle?. Él fue ‘condenado’ por los medios, antes que la Fiscalía dictaminara que era inocente y que había sido víctima de falsos testigos. ¿Qué pasa si el Dr. López no solo hubiera demandado al Estado por todo este proceso, sino también  a cada medio de comunicación que hizo ´fiesta´ con la noticia, que llevaba implícito su nombre? Creo que hubiera dado una lección contundente del protocolo que los medios deben seguir ante un proceso tan delicado.

Está claro que en algunos casos, los periodistas son ‘mal utilizados’ por fuentes para filtrar información de la Fiscalía, de instituciones con supuesta buena reputación o de abogados que pretenden ‘torcer’ un caso creando distracción con situaciones que se pasan de absurdas, íntimas o secretas para volverlo un tema mediático.

Es así como parece que se les dieran argumentos para volverse jueces y señores de la información. Cada vez más por el afán de la chiva, estos llamados ´periodistas´ aprovechan el poder, la audiencia y la posición, sin tener límites y arremeter contra una persona, marca, entidad, u organismo de cualquier nivel sin calcular los perjuicios.

Los comunicadores sociales  y periodistas de academia, que nos quemamos las pestañas en una universidad, sabemos el protocolo que debemos seguir para hacer noticia, hasta dónde podemos llegar; el análisis, la objetividad y la ética que hay que tener, entre tantas cosas. Contrario a lo que dicen algunos directores de medios, que cualquiera puede ser periodista, esto es un acto irresponsable cuando sabemos muy bien que los medios son y seguirán siendo el cuarto poder, llámense radio, prensa, televisión o  redes sociales que vuelven temas trending topic (tendencia del momento). Quien dijo que el periodismo lo podía ejercer cualquiera aludiendo la libertad de expresión, seguramente no pensó en lo que el futuro de las comunicaciones traería, pues para mí, el periodismo mal impartido implica un riesgo social como cualquier otra profesión.

Una reflexión final para las asociaciones de periodismo de nuestro país, como el Círculo Colombiano de Periodistas - CPB y las universidades que cuentan con esta carrera, ¿por qué razón nos quedamos cruzados de brazos y no hacemos nada frente a aquellos que pordebajean nuestra profesión? ¿Por qué no comenzamos un trámite que permita instaurar un proyecto de ley en el que logremos que se obligue nuevamente a los medios a contratar únicamente periodistas titulados, que presenten su tarjeta como cualquier otra profesión?

El CPB y las entidades que defienden la profesión tienen la palabra y los que somos periodistas de academia estamos obligados a apoyar la iniciativa.

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