GOBIERNO PETRO, UN FIASCO EN COMUNICACIONES

GOBIERNO PETRO, UN FIASCO EN COMUNICACIONES

Por: Rodrigo Beltrán – presidente Bells Medios

 

La efectividad o el fracaso de las comunicaciones de un gobierno determinan su prestigio, fortaleza, popularidad y credibilidad. La eficacia de la estrategia se ve reflejada en el sentir de la opinión nacional y del ciudadano de a pie. La magia consiste en saber transmitir, crear un modelo,  tener capacidad de respuesta, lograr la mejor pedagogía de los planes y programas, y por el contrario, cuando ésta no existe, crea un abismo y  un ruido que se convierte en un diálogo de sordos, de decepción para seguidores de partido de gobierno en donde la sociedad ve cada vez con menor claridad las acciones del Jefe de Estado… no las comprende y más grave aún, pierde su interés, otorgándole mayores herramientas de juzgamiento a la oposición y se convierte en una bomba de tiempo de carácter social. 

 

Cuando estamos cerrando el año 2023 el análisis de lo demostrado por la administración de Petro es en este sentido más que preocupante, es fatal. Su estilo, siendo él para muchos un gran orador, es mirado con claro escepticismo por expertos, basada en una estrategia improvisada, en la gran mayoría de los casos visceral, que engendra y alimenta odios, que distrae, que es contestataria, lo que activa la polarización despertando e incrementando la incertidumbre general. De ahí, entre otras, los resultados de varias encuestas que entregaron una desfavorabilidad superior al 66 % (Según fuente de Invamer poll, publicada el 13 de diciembre 2023) la cifra más alta registrada desde que llegó a la presidencia con apenas algo más de un año en el poder.

Este estilo presidencial individual, donde manda un incontrolable y descomunal ego en los mensajes diarios a los colombianos, expresan además que pareciera no creer o no contar con sus asesores de Palacio de Nariño. Dentro de una política de austeridad lo más indicado sería entonces suprimir al máximo los funcionarios y estrategas de comunicaciones en la presidencia, a razón que no se están escuchando, no se están utilizando o no importa atender las sugerencias del equipo por parte del mandatario; se ahorrarían del presupuesto nacional unos cuantos millones.  Es decir, el manejo de comunicaciones del gobierno Petro ha sido mediocre, al garete, sin protocolo, sin coherencia ni articulación y por ende errado no solo en Colombia, sino traspasando la línea de los códigos universales de la diplomacia cazando enfrentamientos a través de las redes sociales con mandatarios líderes y con gran popularidad como Bukele y Milei entre otros de América Latina. Convirtiéndose Petro en un caos de incomunicación con aires de intromisión.

 

Pero ¿qué es lo que ha erosionado la comunicación del mandatario de los colombianos con la opinión en general? La ineficiencia o cero protagonismos de las comunicaciones de Palacio de Nariño, la cancelación de agenda presidencial en actos confirmados, pues son más de 82 veces en que Petro ha brillado por su ausencia en actos nacionales y algunos internacionales, luego de estar en el programa oficial de asistencia presidencial, las contradicciones públicas de lo que dice y lo que afirman sobre el mismo tema sus ministros o funcionarios de confianza de primer nivel.  El abuso del uso en la red social personal X por parte del mandatario, lo que han calificado como de tratar de gobernar a través de las redes sociales con enfrentamientos a diario en un desgaste de tiempo y de capacidad de gobernabilidad en asuntos más importantes y de nivel de un jefe de estado, enfrentamientos y debates por ejemplo  con los medios de comunicación, que crean un mal ambiente, un sabor amargo y un malestar de parte y parte, sobre todo para una prensa que está acostumbrada a obrar en democracia y blindarse frente al derecho de la libertad de prensa y la reserva de la fuente que reza y estipula para el desarrollo de esta profesión la constitución en Colombia. Lo más reciente es el capítulo bochornoso de adjetivos de parte y parte a través de la red social X con el colega Diego Santos. 

 

Y como si fuera poco, a lo anterior se suman las peleas públicas que han liderado sus funcionarios más cercanos: la exministra Corcho, el ministro de salud Guillermo Alfonso Jaramillo, las polémicas declaraciones y algunas garrafales equivocaciones de poco conocimiento del sector de la exministra de minas y energía, Irene Vélez. Y los últimos escándalos del Canciller Álvaro Leyva que comprometen también a su hijo, alrededor de la licitación de los pasaportes y la ruptura agresiva con el proveedor anterior, según denuncias la irrespetuosa comunicación interna con sus funcionarios en la cancillería. Se agrega a todo este caos la personalidad y el carácter del presidente Petro, impredecible que impide el acercamiento, el diálogo constructivo, elaborar acuerdos, y lo más importante delicado y sensible, aceptar los errores y reconocer las virtudes de contradictores y demás. Mirarse a los ojos y edificar puentes de entendimiento. Aprender a escuchar, clave en la comunicación de un jefe de Estado.

 

¿Y qué viene para el 2024 en Comunicaciones de Palacio de Nariño? Si el presidente Petro no cede, modifica su estilo, se deja asesorar, exige a sus asesores una estrategia seria creativa y coherente sin bodegas pagas y francotiradoras en redes, respira profundo antes de subir un mensaje a su red social X, si deja de crear peleas diarias alejándose de la realidad de la gestión de gobierno y lo que el país espera, si no ordena que sus funcionarios más cercanos mantengan el mismo discurso, etc. soplarán vientos huracanados en todo su resultado integral de plan de gobierno y las encuestas incrementarán su desfavorabilidad. 

 

Presidente, la ecuación acertada sería que se mantenga vigilante pero estratégicamente en la sombra, dé ejemplo, usted que habla de ¡paz total! Como una de sus frases de combate, y aun así públicamente y casi a diario se la pasa peleando y disparando a cuanto pájaro se atraviesa, por ello le aconsejo retomando una anécdota histórica y un mensaje contundente del Rey de España, Juan Carlos I, al mandatario venezolano Hugo Chávez el 10 de noviembre del 2007…

¿Por qué no te callas? seguro que, de este modo, a usted y a Colombia le irá mejor, o menos peor.

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