Por: Valeria Esteban, Comunicadora Social – Periodista
Aún después de varios días, el caso del beso robado a la jugadora de fútbol de la selección española, Jenni Hermoso, por parte de su director técnico en el momento de la celebración del triunfo mundialista, sigue dando de qué hablar. Y es que fue tal la afectación que sintió la deportista, que afirmó “No voy a tolerar que se ponga en duda mi palabra y menos que se fabriquen declaraciones que no he hecho”, refiriéndose al comentario en el que se dice que fue consensuado.
Las 23 jugadoras de La Selección de Fútbol Española se unieron a otras 58 exjugadoras y en un comunicado de prensa, anunciaron su renuncia citando: “Después de todo lo sucedido durante el Mundial Femenino, queremos manifestar que todas las jugadoras que firman el presente escrito no volverán a una convocatoria de la Selección si continúan los actuales dirigentes". De tal manera, que se pusieron los pantalones, para este caso la pantaloneta bien puesta, para presionar la salida de Luis Rubiales.
El caso también fue mencionado por el presidente de España, Pedro Sánchez, refiriéndose a esto como un gesto inaceptable y que las disculpas no son suficientes, e incluso las tildó de inadecuadas, pero dejando claro también, que su gobierno no tiene la potestad para sacar a Rubiales de la Federación, porque este organismo no hace parte de las estructuras gubernamentales actuales.
Y lo más triste de todo este episodio es que el abuso del técnico español y que por demás también ha salpicado a Jorge Vilda, seleccionador de la selección femenina española, ha ocupado las primeras páginas de los medios de comunicación, al mejor estilo de las historias rosa de la prensa Ibérica, experta en crear telenovelas para vender información e inundar replicas en sus portales, muchas veces pasando por encima de la dignidad de los protagonistas. Y ¿dónde queda el acto heroico deportivo de la selección de este país al alcanzar la copa mundo y demostrar no sólo que son capaces, sino que con entereza deportiva entregaron hasta el alma para lograr ser las mejores en el evento más importante del balompié mundial de esta disciplina?
Y si por allá llueve, por acá no escampa, esta actitud de abuso machista, grotesco, oportunista, aberrante, producto de mentes enfermas también se ha dado en Colombia alrededor de la selección femenina Sub 17, ya que algunas de sus integrantes denunciaron públicamente abuso sexual por parte de su grupo técnico y físico.
Como quien dice: el machismo sigue imperando en el deporte, porque algunos hombres suelen creer que cuando la mujer triunfa y más en una disciplina que ha sido tradicionalmente masculina, tienen derecho a hacer lo que se les da la gana, incluso coquetear con menores de edad para asegurarles un cupo en el equipo.
¿Hasta cuándo las mujeres tendrán que dejarse violentar verbal, física o psicológicamente, para lograr sus objetivos? llámese el campo que sea, ¿por qué colocarse la pantaloneta en el fútbol, o la falda para salir a la calle, da igual en una sociedad que cree que es estimular a ser perseguidas, señaladas, ultrajadas y violadas? Hasta cuándo tendrán que esperar para que esta sociedad que se dice “open mind”, crea que la mujer es un objeto o un premio.
El gol al respeto y la dignidad en el fútbol femenino no puede seguir siendo de mentes cobardes, necesitamos un verdadero árbitro de justicia.
Basta ya de besos robados de la desdicha.
