Por: Valeria Esteban, Comunicadora Social – Periodista
Después de varios días de vacaciones, donde se supone deberíamos llegar cargados de buena energía y con ganas de trabajar, paradójicamente el regreso al día a día y los compromisos, se convierte en algo triste y por qué no decirlo en amargo regreso.
Y es que desde que comenzamos las vacaciones, empezamos la cuenta regresiva pensando en cuántos días nos quedan para terminar la dicha de no hacer nada, o hacer mucho disfrutando con la familia, amigos, sin cumplir horarios y sin madrugar.
Pero cuando comienza el desplazamiento hasta nuestros lugares de origen, empezamos a padecer. Si usted viajó en avión, posiblemente tuvo que llegar al aeropuerto y correr para no perder el vuelo, las largas filas de seguridad, los retrasos, etc. Y si viajo por tierra peor, los que se desplazaron en buses, no encontraban tiquetes, tenían que enfrentarse a los que llevaron hasta el perro y el gato, los incomodaron por los pasillos de la terminal y quien sabe qué más. Mientras que los que nos desplazamos en vehículo particular, sufrimos los cientos de trancones, las pinchadas, a propósito casi sin encontrar donde arreglan las llantas y el estrés de no volverse a pinchar, varadas en algunos casos, y las paradas a comer y al baño, lo cual hace el viaje más eterno, sobre pasando las horas que normalmente deberían hacerse en un viaje tradicional.
Pero lo amargo del regreso, no se hace solo en el desplazamiento, sino cuando al volver a la realidad, nos reciben las cuentas por pagar donde seguramente muchas ya están vencidas, enfrentarse a los cientos de impuestos que poco a poco van incrementado la canasta familiar, la reforma tributaria que se pondrá en vigencia en febrero y nos tiene a todos con los pelos de punta, las tarjetas de crédito al tope, el regreso de los niños al colegio, con libros y uniformes por comprar, los más grandes a la Universidad y poca plata en el bolsillo para cumplir. Sentimos que la plata es cada vez menos y los compromisos más.
Según psicólogos, el ser humano en lugar de llegar alegre de sus vacaciones, vuelve con un alto nivel de tristeza, desadaptados a la vida ordinaria y le puede costar varios días, por no decir semanas, retomar el ritmo normal de actividad.
Otros expertos, como el médico Santiago Rojas, en declaraciones a Caracol Radio, sobre el tema, afirma que para vencer este estado del ser humano luego de las vacaciones, es necesario fijarse compromisos, metas a largo plazo, que implique el cumplimiento por etapas de manera individual, en pareja o colectivos, para activar nuevas ilusiones.
Usted decide, si se queda en un amargo regreso, o asume el 2017 como un año de retos y sueños por cumplir.
Posdata: ¿Por qué será que el Gobierno hace todos los incrementos de impuestos, cambios de salarios y demás, cuando estamos en vacaciones y no podemos protestar, o por los menos hacer campañas virales para presionar a cambiar ciertas decisiones?.


