Por Valeria Esteban, Comunicadora Social – Periodista.
Para nadie es un secreto que todos los políticos se valen de la sensibilidad y las necesidades del pueblo, para convencerlos de votar por ellos y así llegar al poder. Sin embargo, otra cosa es cuando llegan, se instalan y se quedan gobernando por dos, tres, cuatro y si los dejan muchos periodos más, destruyendo los sueños de una nación que se ve amarrada única y exclusivamente a seguir estrictamente las leyes mal impuestas y “vivir de las migajas a las que le dan derecho”.
Hablo de la izquierda dictadora, aquella que llega e instala a toda su familia y a sus amigos en los cargos públicos, algunos como no, capaces de llevar a cabo la enmienda muy a favor de los intereses del presidente en jefe y a otros tantos ineptos que no son capaces ni con su propio andar. Entonces cuando hay alguien que es capaz de hablar fuerte contra ese “Elegido” y abrirle los ojos al pueblo para que entiendan de manera sensata, simplemente los mandan a callar, este es el caso del Presidente Nicaragüense Daniel Ortega, quien lleva más de 15 años en el poder y está tras el inicio de un nuevo periodo presidencial, que podría dejarlo por lo menos 5 años más deslechando las arcas de su nación y quien es famoso por mandar a la cárcel a sus adversarios políticos y ahora se ensañó contra la iglesia católica empezando por el obispo de Matagalpa Rolando Álvarez a quien le prohibió salir a dar misa y ahora lo tiene secuestrado en su casa cural, impidiendo que le dejen entrar alimentos y bebidas, mientras a otros tres sacerdotes ya los envió a la cárcel de tortura por desacato.
Primero expulsó de Nicaragua en el mes de julio a las Monjas de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta, luego vino el cierre de canales de televisión y varias emisoras católicas, incluso robando los equipos de transmisión, porque según el señor Ortega, la iglesia es presunta cómplice de un golpe de estado… ¿La violación de los derechos humanos de los adversarios parece no contar?, y la libertad religiosa se ve evidentemente afectada pues las iglesias están cerradas, haciendo que se obligue a dar la Santa misa en lugares nada santos ni propicios, ofrecida por los pocos sacerdotes que no tienen miedo a morir por su causa espiritual.
Es la lucha de los poderosos contra los débiles, la iglesia católica perseguida como en las épocas de las cruzadas, muchas hoy profanadas y sus feligreses llenos de miedo porque se empieza a hacer evidente la prohibición de asistencia a los lugares de oración. Entonces ¿qué nos comunica esta izquierda dictadora y agresiva? ¿Tendrán los habitantes de Nicaragua que seguir como borregos al matadero, haciendo caso a lo que diga el presidente o de lo contario pueden ser encarcelados o encontrar la muerte?
¿Dónde están las organizaciones de Derechos humanos que una y otra vez salen al ruedo a hacer ruido para poner la voz de alarma y hacer valer los derechos de los ciudadanos a su libre elección religiosa y fe?
Es indudable que ya en Latinoamérica incluida Colombia se instaló la izquierda y en algunos países se posesionaron para quedarse en el poder por muchos años y “hacer de las suyas y de las de otros”, porque la devolución de favores crece como espuma y es capaz de poner límites ridículos de libertad a la población… Que nuestro país consagrado al Corazón de Jesús, esté libre siempre, para poder hablar y decidir sobre nuestra política y religión y sobre todo “Dios nos ampare de un gobierno sandinista” en el que la palabra del pueblo no tenga poder.
