Por: Javier Mojica, Comunicador Social y Periodista
Hace una semana vimos una de las escenas más aterradoras que hemos observado en mucho tiempo. A pesar de la tragedia tan grande que ha vivido el mundo y que ha golpeado a Colombia de una manera indescriptible, tuvimos que ser testigos de una batalla campal en uno de los partidos de la liga colombiana.
Independiente Santa Fe de Bogotá, se enfrentaba a Atlético Nacional de la ciudad Medellín. Todo el público estaba listo para poder volver al Campín, después de haber estado encerrados por tanto tiempo y no haber podido realizar las actividades que tanto nos gustan. Las familias estaban listas para disfrutar de uno de los partidos históricos de nuestro fútbol, con tan mala suerte que todo desencadenó en el peor escenario posible.
Faltando todo el segundo medio tiempo, las cosas empezaron a ponerse feas. Los hinchas de Nacional arremetieron contra la hinchada de Santa fe, pasando por delante de familias con niños que iban a ver el espectáculo. La policía salió en defensa de los que caían golpeados, pero no fue suficiente. A pesar de que la hinchada roja reaccionó al ataque y también lesionó a mucha gente a su alrededor, los del equipo verde no tuvieron piedad y arrasaron con todo a su paso.
Cuando las cosas “se controlaron” quedaba la otra mitad del partido. En un país decente y después de ese bochornoso incidente, lo más normal del mundo hubiera sido que el partido se aplazara. Pues no, el partido siguió con el público que tuvo el coraje de seguir en el estadio y por orden, según dicen, de la policía, el partido siguió.
Al otro día la noticia le dio la vuelta al mundo. Todos en Colombia avergonzados por el comportamiento de unos supuestos hinchas del deporte o seguidores de equipos. Nada de eso, presuntos delincuentes vinieron a Bogotá a sacar toda la ira que llevaban guardada desde que la pandemia nos obligó a meternos en nuestras casas. Y por supuesto que no es una justificación.
Ahora bien, lo que nos ocupa es como la imagen de la alcaldía de la señora Claudia López se vio afectada por este hecho. No supieron manejar esta situación y los planes de seguridad que hicieron se fueron a la basura. Bogotá, uno de los escenarios más importantes del deporte del país, no supo manejar una situación de este calibre, ni siquiera a las afueras del estadio, donde también hubo enfrentamientos.
La imagen de Colombia también se vio en el piso internacionalmente. Tenemos uno de los peores manejos de pandemia, el dólar está desbordado por las nefastas políticas económicas de este gobierno y para adicionar nos ven pateando gente en la cabeza sin ningún pudor o control. ¿Esa es la imagen que queremos seguir dando de nuestro país?
Por otra parte el comentarista deportivo, Carlos Antonio Vélez consideró que el hecho no era relevante y sugirió que el partido continuara, a pesar de lo que había sido testigo. Esos son los periodistas que nos merecemos.
Mientras sigamos prefiriendo ver un partido o esperar a que alguien muera para hacer algo con los profundos problemas que tenemos, Colombia va a seguir teniendo una pésima reputación – bien ganada-. Este país necesita gente que lo guíe de una manera adecuada y nos recuerde lo que son los valores de una comunidad, en la cual es más importante la vida que cualquier otra cosa.


