Por: Rodrigo Beltrán, Presidente Bells Medios.
A los ojos del mundo, Colombia puede ser catalogado como un país víctima de constantes tragedias naturales, y esta “honorífica distinción” ha traído como consecuencia, que los medios de comunicación se especialicen cada vez más, en el cubrimiento periodístico y social de estos hechos que, como el de Mocoa - Putumayo, son de interés de la comunidad internacional.
Cabe destacar el sacrificio, la capacidad de respuesta y la eficacia de nuestros medios, los cuales han logrado en Colombia, así sea por cosas de la naturaleza a destiempo, reflejar el drama y la tragedia de familias enteras, que han sido afectados por este trágico hecho.
Observando hoy la prensa escrita, la televisión, escuchando la radio y haciendo seguimiento a las plataformas de información digital, la positiva conclusión que nos queda es que los contenidos han guardado equilibrio en la gran mayoría de los casos, lejos del amarillismo, la subjetividad que invade el facilismo y la inmediatez que se observó en tragedias anteriores…
Las historias de los testigos, como ningún otro hecho de esta desgarradora experiencia, han sensibilizado más y despertado la solidaridad mundial. Se ha tejido un periodismo de compromiso social y servicio, de ayuda humanitaria, de esencia para la comunidad y en función de ella. Lo anterior, para los expertos en el tema, debe ser la razón de existir o columna vertebral del comunicador universal.
Sin embargo, es oportuno hacer una recomendación a nuestros valientes profesionales de la comunicación que cubren la noticia: es necesario hacer seguimiento para que las promesas y los anuncios hechos por el Presidente Santos, su gabinete ministerial y autoridades departamentales del Putumayo se cumplan y no sean producto de un momento trágico. Así mismo, el mundo de la información debe tener mucho olfato y precaución, con aquellos líderes políticos que, aprovechando el infierno de los habitantes de Mocoa, utilizan esta coyuntura crítica para hacer “política basura” de acuerdo a sus intereses partidista, en medio de una etapa pre electoral que comienza a vivir el país.
Por último, el gran reto de los medios de comunicación es servir de fiscalizadores (entendiendo que no es su misión, sino de los órganos de control del Estado), para denunciar sin límites hechos de corrupción como los ya conocidos en estos casos, en donde a pesar de la inmensa solidaridad de los colombianos, los recursos en dinero, o las donaciones en especie, no llegan completas a la población realmente afectada.
Colombia cuenta con otro “privilegio” y es que se considera, quizás, uno de los países en el mundo que más genera noticias de toda índole y muy seguramente, en algunos días, ya poco o nada hablaremos de este hecho que hasta el momento ha traído como consecuencia más de 250 muertos y familias en la pobreza espiritual y material. El camino único es perseverar y hacer del día a día el desarrollo informativo post tragedia en Mocoa, para lograr no solo la consolidación de todo el plan de recuperación, sino dejar al menos el camino de una nueva esperanza en sus habitantes, porque #MocoaNosNecesita.


