UNA CLASE POLÍTICA QUE DA ASCO

UNA CLASE POLÍTICA QUE DA ASCO

Por: Valeria Esteban, Comunicadora social y Periodista

¿Se han fijado que la gente, ahora, no respeta a la clase política: los insultan, los parodian, les hacen memes y les sacan los trapitos al sol sin miedo a las consecuencias?.

Mi teoría, con todo respeto, es  que la gente de hoy no solo ha tenido más acceso a la educación y ya no traga entero, sino que los medios de comunicación también han hecho su parte y les abrieron los ojos a los ciudadanos de a pie, les dieron voz y voto para opinar y decirles lo que hace muchos años ni siquiera nos hubiésemos imaginado; pues el político era signo de total respeto, de ejemplo, de familias estudiadas y sabias que brindaban soluciones a los temas que tocaban al país.

¿Pero, qué se puede esperar cuando nuestra clase política durante los últimos años ha arrastrado escándalos de parapolítica, corrupción,  títulos profesionales comprados, falsos testigos, palancas, crímenes para no pagar las consecuencias de actos propios (y de estos sí que hay varios, que se callan entre los mismos políticos, pero que son secretos a gritos),  coimas, mentiras antes de campañas para llegar a la cúspide y realidades acomodadas sin importar el No del pueblo,  contratos de los cuales más del 60% de su valor, son solo para pagar favores y el restante para ejecutar, como es el caso de la de alimentación escolar?. Esto solo por nombrar algunos, pero de seguro, a usted lector, en su mente le caben muchos más.

La política parece haberse convertido en el cáncer de Colombia, que se lo come por todos lados y a pedacitos, que permite que al resto de los ciudadanos de bien nos dé asco levantarnos todos los días, a seguir escuchando las porquerías en las que se encuentran involucrados aquellos que con sevicia manejan nuestro país, que solo miran el beneficio propio y se les olvida quiénes los eligen, porque confiamos en ellos.

Como dicen por allí, Dios los hace y ellos se juntan… ¿para qué? Para desfalcar un país que podría ser, sin lugar a dudas, el mejor vividero del mundo. En cambio, si enfocáramos toda esa energía en pensar  ‘no solo en mí, sino en nosotros’, en sacar adelante  nuestra patria, en volvernos ejemplo para el mundo entero, seguramente las cosas serían diferentes.

Tanta mala noticia alrededor de la clase política ha hecho que perdamos la fe y la confianza en aquellos que nos gobiernan, trayendo como consecuencia que muchos colombianos ya no quieran estar en el país y busquen nuevos rumbos; le estamos derrumbando los sueños a la nueva generación, o ¿no creen que cosas como estas contribuyen en algo  para  aumentar  la depresión en Colombia , ubicándonos por encima del promedio  en el mundo, como lo afirmó  recientemente la Organización Mundial de la Salud?.

Afortunadamente, los medios de comunicación a los que se les llamó años atrás “el cuarto poder” siguen existiendo, ya no para tumbar presidentes o políticos, pero sí para seguir informando a la comunidad (por lo menos mientras no están comprados por el gobierno a punta de pauta publicitaria),  y bendita la hora en la que se crearon las redes sociales, para que los pensamientos urgentes de los que claman justicia tengan, al menos, un espacio para comunicar y en algunos casos volver  tendencia sus humildes denuncias.

Conclusión, si todo sigue así, tocará únicamente encomendarnos a Dios, orar mucho y creer en la divina providencia, porque a este país se lo está llevando el ‘patas’; por lo tanto, que entre y escoja, y esperemos que en las próximas elecciones, los colombianos no perdamos la memoria, pero sobre todo, no votemos por los mismos políticos que lo único que hacen es cambiar de cara y de nombre.

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