Por: Valeria Esteban, Comunicadora Social – Periodista
A propósito de las fiestas de fin de año, en las que la celebración y los regalos son parte primordial de ellas, vale la pena preguntarnos hasta qué punto nos estamos dejando bombardear por el mercadeo en los medios de comunicación, para obligarnos a comprar más de la cuenta.
Y es que cada vez más, los medios de comunicación tradicionales -los cuales, vale la pena aclarar, se mantienen gracias a la publicidad- nos muestran la cara más bonita de artículos tecnológicos, juguetes, electrodomésticos, entre otros, que nos llevan a consumir innecesariamente, haciendo que nuestros bolsillos queden vacíos y/o las tarjetas de crédito lleguen al tope para después vernos en ‘las duras y las maduras’ a la hora de pagar.
Así mismo, los medios no convencionales frecuentemente, se prestan para el bombardeo, comprando bases de datos con las que nos envían correos electrónicos, mensajes de texto e invitaciones directas sin nuestra autorización -por no mencionar los flyers que entregan en la calle- para incitarnos a comprar presencialmente o vía web. Descuentos que prometen hasta el 50%, el conocido pague 2 lleve 3 en artículos seleccionados, el típico madrugón con filas insoportables, compre ahora con su tarjeta de crédito y empiece a pagar en 2 meses, le devolvemos el 100% en la segunda unidad a partir de la fecha “xx” y hasta le devolvemos parte de su IVA pagado... En fin, son una cantidad de propuestas que sí o sí nos inducen a comprar desaforadamente.
¿Dónde quedó ese espíritu de la navidad, en el que se debe compartir con la familia y los amigos?, en el que vale la pena una hermosa tarjeta, un plato de comida alrededor de la celebración y la cantada de una bella novena, para aquellos que la celebramos, ¿o la esencia del año nuevo, en el que damos gracias a Dios por los días que terminan, le entregamos nuestras vidas y sueños para el siguiente?.
¿A qué hora nos dejamos llevar por la típica costumbre norteamericana, donde el consumismo desenfrenado es superior a nuestra capacidad de endeudamiento, dejando incluso muertos como ha sucedido en los Black Friday, en los que se agrede a la otra persona por quitarle de sus manos el último artículo en rebaja?
¿Dónde quedó esa intimidad en la que decidíamos comprar más conscientemente, por decirle a esa persona especial “compré esto para ti” en lugar de compré todo lo que pude en rebajas, para presentarnos ante los demás con un regalo para cada uno, mostrando nuestra capacidad de adquisición?.
La invitación a los medios de comunicación en esta navidad, es que se atrevan a plantear alternativas más viables, que no impliquen el consumo desmesurado sino los detalles que no se compran. Mientras que para el resto del público es a no dejarnos ahogar por la sociedad de consumo, que nos lleva a adquirir más de lo necesario, concentrarnos en disfrutar con los seres queridos, agradecer por lo que ya tenemos y no seguirle el cuento al comercio.
¿Y usted qué decide, una sociedad de consumo y deuda? ¿o una más tradicional enfocada en lo espiritual y no en lo material?.


