EL TATEQUIETO A LOS SICARIOS MORALES DE LAS REDES

EL TATEQUIETO A LOS SICARIOS MORALES DE LAS REDES

Por: Rodrigo Beltrán - Presidente Bells Medios

Una noticia que lamentablemente pasó desapercibida desde el pasado 20 de octubre, fue el fallo de la condena que imputó un juez a Luis Pineda, un usuario de twitter en Sevilla España, por comentarios ‘lesivos e injuriosos’ contra el ciudadano Rubén Sáncheza través de esta red social.

Y es que estas plataformas digitales de comunicación se han convertido en una bomba de tiempo y válvula de escape, en las que no hay límites para acabar con la reputación de las personas en general, sin distingos sociales, de religión, política o de raza. La decisión ejemplar de este juez en España ojalá se convierta en el nacimiento de un control a la ética y una forma de sancionar la irresponsabilidad, de aquellos usuarios de redes sociales que ya son calificados como ‘sicarios morales’ que afectan, sin escrúpulos, la honra de los demás escudándose en que las redes sociales son justamente eso: la expresión libre a través de canales propios. Y aunque puede ser cierto, eso no les da el aval para trascender contra el que se les cruce por el camino.

Con esta condena a Luis Pineda, presidente de la asociación de usuarios de servicios bancarios, el tribunal supremo de España pone en alerta el espíritu de la sana y constructiva comunicación, sin censura pero si con la ética elemental que debe regir cuando se tiene en su poder una arma tan contundente como esta de poder masiva y descontrolada.

¿Se imaginan ustedes qué pasaría si la justicia en Colombia aplicara el ejemplo entregado por el tribunal supremo de España? Comenzarían por sancionar desde ex presidentes de nuestro país, hasta individuos de a pie que tiran la piedra y esconden la mano, aprovechándose de la sombrilla que entrega, en muchos de los casos, un tweet,  un mensaje en Facebook, una foto en Instagram, etc.

Lo cierto es que este ‘blindaje’ de las redes sociales a la libertad para el insulto sin control… se comienza a desboronar ¡que así sea!.

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