SE FUE EL INTERNET Y RECUPERÉ A MI HIJO

SE FUE EL INTERNET Y RECUPERÉ A MI HIJO

Por: Valeria Esteban, Comunicadora Social y Periodista

¿Les parece extraño el titular? Pues déjenme contarles  que me considero una mamá moderna y hace aproximadamente 6 años  acepté que mi hijo, hoy mayor de edad, se convirtiera en un consumidor súper activo del internet, comprándole un teléfono inteligente y sé perfectamente que esta herramienta maravillosa ha sido primordial para muchos padres que como yo, ven que pueden tener una comunicación inmediata con sus hijos y que incluso, cuando estamos más lejos físicamente, hemos sentido que es toda una bendición.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Los video juegos con conexión a internet se volvieron el pan nuestro de cada día y podemos ver cómo nuestros niños y jóvenes se sumergen tanto en ellos, que pareciera que se les olvidará el mundo exterior, pues gracias a la tecnología los vemos solos en nuestras casas, con audífonos hablando e interactuando con varias personas a la vez, que como ellos, se conectan al tiempo desde otras partes de la ciudad, del país o fuera de éste, para concentrarse en sus comunidades y ganarse un posicionamiento y buen nombre.

Les hablamos y responden como autómatas, con monosílabos y como si no pensaran mucho, lo que no nos permite a quienes estamos a su alrededor, saber qué piensan, qué sienten, qué creen realmente. Agradecemos muchas veces porque por lo menos sabemos dónde están, o por lomenos físicamente, pero no sabemos dónde está su mente. Nos alivia pensar que si trasnochan lo hacen desde la tranquilidad del hogar  y que muchos de ellos  ya no desahogan sus penas a punta de licor o de drogas, porque prefieren quedar saciados a punta de juegos, del chat, o videos que bajan de YouTube.

A todas estas, cabe preguntarnos si realmente por estar a la moda les colocamos la tecnología en sus manos demasiado pronto, pues como lo asegura la firma investigadora Bigdata y analítica Sinnetic, según un estudio hecho durante cinco años, con más de 700 familias colombianas, el 72%  están de acuerdo con entregarles a los hijos teléfonos inteligentes antes de los 14 años, contradiciendo la recomendación realizada hace algunos días por el ICBF. Valdría la pena, también, cuestionarnos si la rapidez con la que va el mundo hizo que la tecnología nos obligara a meterla en nuestras vidas y exponer a niños y jóvenes a peligros como: trata de personas, delincuencia, explotación sexual, pornografía, etc. Aunque otros tantos pensarían no en los peligros, sino en la ampliación del mundo, en conocer gente de diferentes países y creencias, en mantenerse más enterados de las últimas noticias que quienes preferimos los medios tradicionales, en fin, es una discusión que no tendría fin.

Desde mi punto de vista y aunque utilizo el internet a diario, al meterlo en nuestras vidas lo dejamos en muchas ocasiones de niñeras de nuestros hijos y sacamos por la ventana buena parte del tiempo compartido en familia, y vuelvo al caso específico de mi hijo: hace unos días se cayó el internet y como no podía jugar con su “maravilloso Xbox”, ¡me pidió que viéramos una película juntos! Cuál sería mi sorpresa, me quedé mudapor segundos, pero sentí que recuperé a mi hijoaunque fuera por algún par de horas, al mismo al que le encantaban los juegos de mesa, la lectura de cuentos y las películas.

Hoy creo que puede ser una buena estrategia cuando queramos volver a lo básico, a la verdadera comunicación, a las actividades que de verdad nos unen, que nos permiten mirarnos a los ojos y robarnos una sonrisa, un abrazo y hasta una amable discusión. ¿Por qué no lo practicamos como alternativa en esta Semana Santa? ¿Por qué no dejamos el internet a un lado por un par de días y recuperamos nuestras familias?

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